Cada persona albergada tiene una historia que contar, como el caso de Rosa Chacón Gómez, quien es originaria de la comunidad La Reina, El Rodeo, Escuintla. “Llegué a este lugar solo pidiéndole a Dios que me guiara al lugar donde yo iba a servirle a la gente”, narra Chacón mientras cuenta que el día de la emergencia del volcán de Fuego, llegó al albergue a las 8 de la noche y que a esa hora casi toda su familia ya estaba a salvo en ese lugar.
Desde entonces se ha encargado de ayudar a coordinar las bodegas de alimentos del albergue, junto al personal de la Secretaría de Obras Sociales de la Esposa del Presidente, para que en cada tiempo de comida se brinde una alimentación balanceada a los albergados.
Así lo confirma Floridalma Rivas, originaria de San Miguel Los Lotes, Escuintla, quien indica que ha recibido todo tipo de alimentos. “Frijolitos con queso, con huevo, caldito de pollo, pollo dorado con ensalada, fideos con mayonesa” enlista Rivas al recordar algunos de los alimentos que ha consumido dentro del albergue.
Cuando llega el momento de servir la comida, se llama por medio de la bocina del instituto a los vecinos albergados, quienes se acercan al área de la cocina y forman una fila de forma ordenada para recibir sus alimentos. Pero además de recibir en el plato su comida, reciben una sonrisa y palabras de aliento por parte de los colaboradores de SOSEP.